Acostumbrados estamos ya a los injustos privilegios que reciben en España, y no solo aquí, la religión católica y y sus seguidores. Ojo que no digo que sean ilegales, puesto que normalmente está regulado por otra ley o en la misma ley a modo de excepción. Pero el resultado es que se da un tratamiento distinto a una persona en función de sus creencias.
En este caso los privilegios no son para los católicos sino para tres opositores a enfermería a los que se les va a retrasar un día la fecha de examen por caer este en sábado y ser ellos judíos. Aparte de lo anecdótico que pueda ser que sea solo un día, o ¿Qué hacen esas tres personas en una profesión en que se trabaja casi por igual cualquier día de la semana? El problema es que van a tener un día más para preparar el examen que el resto, que la situación requerirá un gasto mayor a cuenta de las arcas públicas (no solo por la repetición del examen sino porque habrá que vigilar que no les llegue ninguna información del examen), y que, a la postre, van a tener un tratamiento distinto del resto por un motivo que no deja de ser una elección personal.
No me extraña que el SATSE (sindicato de enfermería) proteste por esta circunstancia.
Llevando esto a lo cómico pastafaris de todo el mundo (Austria, Nueva Zelanda, EEUU-California, EEUU-Texas) se dedican a hacerse la foto de su carnet de conducir con un colador en la cabeza. ¿El motivo? Normalmente no se permite que en la foto del carnet de conducir se porten gorras, pañuelos o cualquier otra prenda... salvo por motivos religiosos. De esta forma los pertenecientes a la Iglesia del Monstruo de Espagueti Volador pueden portar un colador en la cabeza. Y no solo se lo ponen para las licencias de conducir.
Estos casos, que pueden parecer más o menos importantes son sintomáticos de una mala costumbre que es atravesar la línea que hay entre respetar a los creyentes y anteponer sus creencias a las normas generales de una sociedad.
RAMEN
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